Otoño de Edgar Allan Poe

Todo lo que vemos o lo que parecemos, es solo un sueño dentro de un sueño”.

Su obra catalogada de sublime y horrenda a la vez, autor sin éxito en vida.

Mi vida ha sido capricho, impulso, pasión, anhelo de la soledad, mofa de las cosas de este mundo, un honesto deseo de futuro”.

Articulista y poeta americano, iniciador del género de misterio, policiaco, con los cuentos de terror había  conseguido renovar la escritura europea, y abrir la puerta a la protociencia de la ciencia ficción. En aquel momento, sus contemporáneos desconocían hasta qué grado influiría en la Sociedad, en todos los ámbitos (literatura, comic, cinematografía, pintura y televisión)

Datos Familiares.

Nacido en 1809 en Boston, donde ya había nacido su hermano en 1807 y  donde también nacería su hermana menor 1810.   Hijo de cómicos, su padre lo abandonó con tal solo un año y su madre moriría cuando él solo contaba con tan solo dos años. Presagio  de una búsqueda de calor humano desde su nacimiento, escaso y que buscaría durante toda su vida.

Su nombre es debido al personaje de una obra de William Shakespeare, en el Rey Lear.

Fue acogido por una pareja victoriana formado por Frances y John Allan, de Richmond, en Virginia. Nunca entendió a  John Allan, sin embargo su madrastra (para él, su madre), fue la que le dotó de una educación en: Boston, Richmond, Londres o Escocia, sin ella Poe no hubiera sido cosmopolita. Madrasta e hijo compartían melancolía.

En 1812 bautizaron a Poe y en 1815 se trasladaron a Escocia, estando escolarizado en Irvine, para después dirigirse a Londres en 1816 y estudiar en Chelsea. Al no obtener su padrastro John, el éxito deseado en su negocio, regresaron a Norteamérica.

Calificado por todo un caballero del sur, y en Richmond recibe una educación sureña de caballero victoriano (English Classical School y en otros Colegios) allí aprenderá de los clásicos, aunque también prestará atención a las historias que escucha de los marineros, al igual que  a los esclavos negros, a su Nani, y a multitud de leyendas.

En 1823 se enamorará de la madre de un compañero, le dedicó su  primer y famoso poema Helen, su primer gran amor (falleciendo a la edad de 30 años).

Entre 1824 y 1825, la época en la que no había paz alguna entre él y su padre, éste último dejó escrito en una carta “¿Dé que somos culpables? Es algo de lo que no he entendido nunca, que yo haya soportado durante tanto tiempo su conducta es algo que me extraña más, este muchacho no tiene una honra de afecto por nosotros, por mí, ni agradecimiento por todos mis cuidados y para toda mi bondad con él”. Por eso, todo su amor fue para su madre Frances.

En 1826 ingresó en la Universidad de Virginia, para estudiar lenguas.

Ejército.

A partir de esas fechas las deudas de juego le perseguirían, y el alcohol le aportaba cierto grado de paz hasta que tomó el control de su vida. Terminando por abandonar la Universidad, era incapaz de vivir de manera independiente y esto hizo que  ingresará en el Ejercito, así es que en 1827 se alistaría como soldado raso como Edgar. A. Perry, mintiendo sobre su edad para poder ingresar y fue destinado a Fort Independence y ese mismo año publicó su primer libro de poesía de 40 páginas que tituló “Tamerlán y otros poemas” (únicamente se imprimieron 50 ejemplares), tras servir dos años en el ejército y llegar a Sargento Mayor en el Área de Artillería, su estancia fue de agobio.

Su madrasta Frances, fallece en Agosto de 1829 y Poe llegaría tarde para la última despedida de la que fue su madre, su padrastro le avisó demasiado tarde. Llorando y gritando a los pies de la tumba de su madre, transcurridas 24 horas de su funeral.

John Allan, ayudó a licenciarse a su hijastro en el Ejército pero a cambió le obligó a alistarse en la Academia de West Point para estudiar y licenciarse en un grado de oficial. Por aquel entonces, publicaría su segundo libro de poemas. Terminó siendo expulsado por desobediencia e incomparecencia al grado del deber, que es lo que él pretendía.

En 1831, edita otro libro de poemas, titulado “Poemas”, sufragado por los que habían sido sus compañeros en la academia. Ese mismo año perdió a su hermano Henry de Alcoholismo, vaticinio de su propia muerte.

Vida como escritor.

Será en Nueva York, cuando escribirá otro tipo de Literatura, más orientado a un público más numeroso, comenzará  a escribir relatos y cuentos inspirados en su infancia, relatos de terror, Fue precursor nato, del escritor que vivía de sus artículos, de sus, cuentos y relatos pese a que en lo material le traía graves consecuencias. La pobreza se instaló durante los siguientes cuatro años y casi toda su vida pese a los éxitos de los momentos de su carrera literaria.

En 1832, publicará sus cuentos en el periódico Saturday Curier de PhiladelPhia, no le dará para comer o vivir de una forma digna. Intentó pedir ayuda a su padrastro, pero el padre jamás le contestó.

El periódico Baltimore Saturday Visiter (un periódico de Baltimore) le otorgó un premio de 50 dólares por uno de sus relatos “Manuscrito hallado en una botella”.

En 1834, muere John Allan. Sin dejarle nada de su herencia, jamás llegó a adoptarlo con apellidos.

En 1835, trabaja como redactor en el periódico Southern Literary Messenger  pero fue despedido, debido al alcoholismo. De regreso a Baltimore, contrae matrimonio de manera secreta con su prima Virginia Elissa, la cual contaba solamente con 13 años de edad.

Nuevamente fue readmitido en el periódico y consiguió levantar el diario. De una tirada de 700 ejemplares,  llegó a  obtener  una de varias decenas de miles, con: poemas, libros, críticas literarias y obras de ficción del autor. Por primera vez la fama llamaba a la puerta de Poe.

Se traslada a Nueva York para publicar sus cuentos en Harper Collin, una de las editoriales más importantes, le recomiendan escribir una obra larga y así surgió “La Narración de Arthur Gordon Pin” fue su única novela.

En 1838 dejó nueva York tras el fracaso de su novela, trasladándose de nuevo a Philadelphia, junto con su familia y sus penurias.

En 1839, entra a formar parte del periódico Burton´s Gentleman´s Magazine, para escribir cuentos de lo grotesco y del terror.

Tuvo tanto éxito en este periódico que intentó abrir su propio diario “Stylus”, embarcándose en una empresa que nunca vería la luz, debido a su misantropía, su carácter y la poca confianza que inspiraba a los demás, su orgullo desmedido hizo que no pudiera llevar a cabo su proyecto.

En 1842, la tragedia reina de nuevo en su vida. A su esposa Virginia le diagnostican tuberculosis. El alcoholismo se apropió de él nuevamente.

En 1845, “El Cuervo” le proporcionaría una de los últimos vestigios de fama y reconocimiento. Inspirada en una obra de Charles Dickens, fue un gran éxito popular de crítica y público. Solo recibiría por él, 9 dólares por su publicación.

Poe, tuvo que irse a vivir al barrio del Bronx, estaba sin blanca, tras quebrar el periódico donde trabajaba. Malvivía por la caridad de los vecinos, que se ablandaban ante la situación tan caótica de su esposa y de su suegra. Vivía para ir al día. Virginia falleció en 1847, Poe quedó devastado.

El poema de “El Cuervo”, era un reflejo de sí mismo, falto de amor, de seguridad, de consuelo.

Toca todo tipo de temas para poder sobrevivir, desde la economía, hasta la fisonomía, y los cifrados de todo tipo y un largo etc. más.

En noviembre de 1848, intenta quitarse la vida con láudano.

En Richmon, se encuentra con un antiguo amor y se concierta una boda para el 17 de Octubre de 1849, pero jamás llegó. Cuentan que se le veía feliz, entusiasmado, desmedido.

 Poco le duró, puesto que el día 03 de Octubre, deambulaba  por las calles de la ciudad, desbocado, atemorizado, visionando monstruos, pesadillas lúcidas y alucinaciones. Su viejo amigo al verle en tal estado, le lleva al hospital de Washington College, donde fallece  un 07 de Octubre de madrugada (no queda claro la causa de la muerte, sospechan que fue envenenamiento, alcohol o la rabia).

 En sus último soplo de vida citaba las palabras de un famoso explorador polar —¡Que Dios ayude a mi pobre Alma!—

En Julio de 1849 quedó escrito de su puño y letra “Ahora ya de nada me sirve razonar conmigo, no puedo más, tengo que morir, desde que publiqué Eureka no tengo deseos de seguir con la vida, no puedo dar nada más”.

Influencias de la obra de Edgar Allan Poe en otros autores.

 Influirá en muchos otros autores como: Dostojewski, H.P Lovecraft, Isaac Asimov, William Faulkner, Borges o Julio Cortázar, H.G. Wells, Julio Verne, Stephen King.

Estilo Literario.

Revolucionó el cuento de Terror, Poe se interesaría por temas como la cosmología,  pseudociencia, la isonomía y la criptografía o el mesmerismo.

Escribió poesía, crítica literaria, ensayo, cuentos, protociencia de ciencia ficción, misterio policiaco, detectivescos, terror.

Defensor de la ciencia y de teorías de científicos como… Newton, se plasma en sus obras.

  • Los relatos de misterios, policiacos o detectivescos, son de suma importancia ya que fue el creador del género. Son relatos analíticos de deducción,  que se anticiparan a los de Sherlock Holmes como “La carta robada, El escarabajo de oro, Los crímenes de la calle La Morgue, o el Misterio de Marie Roget”. “Los crímenes de la calle La Morgue” son los más importantes en este subgénero, fue el primero de detectives modernos. El Propio autor, diría que es un cuento de raciocinio. “El escarabajo de Oro” incorporó acertijos criptográficos e hizo que el futuro desencriptador de códigos William Freeman lector de dicha obra, le inspirara para que en la segunda Guerra Mundial para descifrar el código japonés color púrpura.
  • La protociencia, la futura ciencia ficción. Relatos como “El camino del Globo, La conversación de Iros a Charmion o la Sátira de Ciencia Ficción” o el ensayo “Ureka”, contiene elementos que van desde la tecnología al servicio de la Sociedad, viajes espaciales, el viaje espacio-temporal o la utilización de métodos seudocientíficos o una historia del futuro.

Influencias sobre la Pintura.

  • Édouard Manet, Odilon Redon, Pierre- Auguste Renoir, Paul Gauguin, Salvador Dalí, René Magritte, John Duncan,

Influencias en el cine.

  • Alfred Hitchcock o Robert Wiene entre otros.

Libros.

El Cuervo.

Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido,
oyóse de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
“Es -dije musitando- un visitante
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Eso es todo, y nada más.”

¡Ah! aquel lúcido recuerdo
de un gélido diciembre;
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo;
angustia del deseo del nuevo día;
en vano encareciendo a mis libros
dieran tregua a mi dolor.
Dolor por la pérdida de Leonora, la única,
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
Aquí ya sin nombre, para siempre.

Y el crujir triste, vago, escalofriante
de la seda de las cortinas rojas
llenábame de fantásticos terrores
jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie,
acallando el latido de mi corazón,
vuelvo a repetir:
“Es un visitante a la puerta de mi cuarto
queriendo entrar. Algún visitante
que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
Eso es todo, y nada más.”

Ahora, mi ánimo cobraba bríos,
y ya sin titubeos:
“Señor -dije- o señora, en verdad vuestro perdón imploro,
mas el caso es que, adormilado
cuando vinisteis a tocar quedamente,
tan quedo vinisteis a llamar,
a llamar a la puerta de mi cuarto,
que apenas pude creer que os oía.”
Y entonces abrí de par en par la puerta:
Oscuridad, y nada más.

Escrutando hondo en aquella negrura
permanecí largo rato, atónito, temeroso,
dudando, soñando sueños que ningún mortal
se haya atrevido jamás a soñar.
Mas en el silencio insondable la quietud callaba,
y la única palabra ahí proferida
era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?”
Lo pronuncié en un susurro, y el eco
lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!”
Apenas esto fue, y nada más.

Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
toda mi alma abrasándose dentro de mí,
no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.
“Ciertamente -me dije-, ciertamente
algo sucede en la reja de mi ventana.
Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,
y así penetrar pueda en el misterio.
Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio,
y así penetrar pueda en el misterio.”
¡Es el viento, y nada más!

De un golpe abrí la puerta,
y con suave batir de alas, entró
un majestuoso cuervo
de los santos días idos.
Sin asomos de reverencia,
ni un instante quedo;
y con aires de gran señor o de gran dama
fue a posarse en el busto de Palas,
sobre el dintel de mi puerta.
Posado, inmóvil, y nada más.

Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
“Aun con tu cresta cercenada y mocha -le dije-,
no serás un cobarde,
hórrido cuervo vetusto y amenazador.
Evadido de la ribera nocturna.
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado
pudiera hablar tan claramente;
aunque poco significaba su respuesta.
Poco pertinente era. Pues no podemos
sino concordar en que ningún ser humano
ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro
posado sobre el dintel de su puerta,
pájaro o bestia, posado en el busto esculpido
de Palas en el dintel de su puerta
con semejante nombre: “Nunca más.”

Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto.
las palabras pronunció, como vertiendo
su alma sólo en esas palabras.
Nada más dijo entonces;
no movió ni una pluma.
Y entonces yo me dije, apenas murmurando:
“Otros amigos se han ido antes;
mañana él también me dejará,
como me abandonaron mis esperanzas.”
Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.”

Sobrecogido al romper el silencio
tan idóneas palabras,
“sin duda -pensé-, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
de un amo infortunado a quien desastre impío
persiguió, acosó sin dar tregua
hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido,
hasta que las endechas de su esperanza
llevaron sólo esa carga melancólica
de “Nunca, nunca más.”

Mas el Cuervo arrancó todavía
de mis tristes fantasías una sonrisa;
acerqué un mullido asiento
frente al pájaro, el busto y la puerta;
y entonces, hundiéndome en el terciopelo,
empecé a enlazar una fantasía con otra,
pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño,
lo que este torvo, desgarbado, hórrido,
flaco y ominoso pájaro de antaño
quería decir graznando: “Nunca más,”

En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,
frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos,
quemaban hasta el fondo de mi pecho.
Esto y más, sentado, adivinaba,
con la cabeza reclinada
en el aterciopelado forro del cojín
acariciado por la luz de la lámpara;
en el forro de terciopelo violeta
acariciado por la luz de la lámpara
¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!

Entonces me pareció que el aire
se tornaba más denso, perfumado
por invisible incensario mecido por serafines
cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado.
“¡Miserable -dije-, tu Dios te ha concedido,
por estos ángeles te ha otorgado una tregua,
tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora!
¡Apura, oh, apura este dulce nepente
y olvida a tu ausente Leonora!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta! exclamé-, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio
enviado por el Tentador, o arrojado
por la tempestad a este refugio desolado e impávido,
a esta desértica tierra encantada,
a este hogar hechizado por el horror!
Profeta, dime, en verdad te lo imploro,
¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad?
¡Dime, dime, te imploro!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta! exclamé-, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio!
¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas,
ese Dios que adoramos tú y yo,
dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
tendrá en sus brazos a una santa doncella
llamada por los ángeles Leonora,
tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen
llamada por los ángeles Leonora!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Sea esa palabra nuestra señal de partida
pájaro o espíritu maligno! -le grité presuntuoso.
¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica.
No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira
que profirió tu espíritu!
Deja mi soledad intacta.
Abandona el busto del dintel de mi puerta.
Aparta tu pico de mi corazón
y tu figura del dintel de mi puerta.
Y el Cuervo dijo: Nunca más.”

Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.
Aún sigue posado, aún sigue posado
en el pálido busto de Palas.
En el dintel de la puerta de mi cuarto.
Y sus ojos tienen la apariencia
de los de un demonio que está soñando.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
no podrá liberarse. ¡Nunca más!

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