Gustavo Adolfo Domínguez Bastida (Bécquer)

Gustavo Adolfo Domínguez Bastida; Sevilla, 1836 – Madrid, 1870. Poeta español. Junto con Rosalía de Castro, es el máximo representante de la poesía posromántica, tendencia que tuvo como rasgos distintivos la temática intimista y una aparente sencillez expresiva, alejada de la retórica vehemencia del romanticismo.

De Valeriano Domínguez Bécquer – Museo de Bellas Artes de Sevilla.

Los invisibles Átomos del Aire.

En derredor palpitan y se inflaman;
el cielo se deshace en rayos de oro;
la tierra se estremece alborozada;
oigo flotando en olas de armonía
rumor de besos y batir de alas;
mis párpados se cierran… ¿Qué sucede?
¡Es el amor, que pasa!

Influencia en otros autores.

La obra de Bécquer ejerció un fuerte influjo en figuras posteriores como Rubén Darío, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez y los poetas de la generación del 27, y la crítica lo juzga el iniciador de la poesía española contemporánea. Bécquer es sobre todo un poeta vivo, popular en todos los sentidos de la palabra, cuyos versos, de conmovida voz y alada belleza, han gozado y siguen gozando de la predilección de millones de lectores.

Infancia.

Sus antepasados directos, empezando por su mismo padre, José Domínguez Bécquer, fueron pintores de costumbres andaluzas, y tanto Gustavo Adolfo como su hermano Valeriano estuvieron muy dotados para el dibujo. Valeriano, de hecho, se inclinó por la pintura. Sin embargo su padre murió el 26 de enero de 1841, cuando contaba el poeta cuatro años, y esa vocación pictórica perdió el principal de sus apoyos. En 1846, con diez años, Gustavo Adolfo ingresó en el Real Colegio de Humanidades de San Telmo de Sevilla, donde recibe clases de un discípulo del gran poeta Alberto Lista, Francisco Rodríguez Zapata, y conoce a su gran amigo y compañero de desvelos literarios Narciso Campillo, huérfano de padre también. Campillo le enseñó a nadar en el Guadalquivir y a manejar la espada. Incluso a edad tan temprana ambos empiezan a escribir juntos, por primera vez,

El 27 de febrero de 1847, los hermanos Bécquer quedaron huérfanos también de madre, y fueron adoptados entonces por su tía materna, María Bastida, y Juan de Vargas, que se hizo cargo de sus siete sobrinos, aunque Valeriano y Gustavo (que contaba con diez años de edad) se adoptaron desde entonces cada uno al otro, pasaron su adolescencia en Sevilla, donde estudió humanidades y pintura. A lo largo de sus vidas emprenderían muchos trabajos y viajes juntos.

Suprimido por Isabel II en 1847 el Colegio de San Telmo (que en 1849 pasaría a ser palacio de los duques de Montpensier), Gustavo Adolfo quedó desorientado. Fue entonces a vivir con su madrina, Manuela Monnehay Moreno, joven de origen francés y acomodada comerciante, cuyos medios y sensibilidad literaria le permitían disponer de una mediana pero selecta biblioteca poética. En esta biblioteca comienza Gustavo Adolfo a aficionarse a la lectura.

Bécquer escritor.

En 1854 se traslada a Madrid, con la intención de hacer carrera literaria. Sin embargo, el éxito no le sonríe; su ambicioso proyecto de escribir una Historia de los templos de España fue un fracaso, y sólo consigue publicar un tomo, años más tarde.

Para poder sobrevivir el poeta escribe, en colaboración con sus amigos (Julio Nombela y Luis García Luna, y en 1856 se une a él también su amigo Ramón Rodríguez Correa; Campillo había enfermado y vuelto a Sevilla), y bajo el seudónimo de Gustavo García, comedias y libretos de zarzuela como La novia y el pantalón (1856), en la que satiriza el ambiente burgués y antiartístico que le rodea, y La venta encantada, basada en Don Quijote de la Mancha. Subsiste además de con traducciones del francés y trabajillos de ayudante de redactor, escribiente y dibujante. Ese año fue con su hermano a Toledo, un lugar de amor y de peregrinación para él, a fin de inspirarse para su futuro libro Historia de los templos de España. Le interesan por entonces el Byron de las Hebrew Melodies y el Heine del Intermezzo a través de la traducción que Eulogio Florentino Sanz realiza en 1857 en la revista El Museo Universal.

Es precisamente en ese año, 1857, cuando aparece la tuberculosis que le habría de enviar a la tumba. Aunque esto último no queda muy claro.

Durante una estancia en Sevilla en 1858, estuvo nueve meses en cama a causa de una enfermedad; probablemente se trataba de tuberculosis, aunque algunos biógrafos se decantan por la sífilis. Durante la convalecencia, en la que fue cuidado por su hermano Valeriano, publicó su primera leyenda, El caudillo de las manos rojas. Es en ese momento cuando conoce a Julia Espín, según ciertos críticos la musa de algunas de sus Rimas, aunque durante mucho tiempo se creyó erróneamente que se trataba de Elisa Guillén, con quien el poeta habría mantenido relaciones hasta que ella lo abandonó en 1860, y que habría inspirado las composiciones más amargas del poeta.

En 1860 publica Cartas literarias a una mujer, en donde explica la esencia de sus Rimas que aluden a lo inefable.

En 1861, en la casa del médico que lo trataba de una enfermedad venérea, Francisco Esteban, conocerá a la que sería su esposa, Casta Esteban y Navarro. Contraen matrimonio en la iglesia de San Sebastián de Madrid, el 19 de mayo de 1861, y junto a ella tienen tres hijos.

El matrimonio nunca fue feliz, y el poeta se refugió en su trabajo o en la compañía de su hermano Valeriano, en las escapadas de éste a Toledo para pintar.

La etapa más fructífera de su carrera fue de 1861 a 1865, años en los que compuso la mayor parte de sus Leyendas, escribió crónicas periodísticas y redactó las Cartas literarias a una mujer, donde expone sus teorías sobre la poesía y el amor.

En 1862 nació su primer hijo, Gregorio Gustavo Adolfo, en Noviercas (Soria), donde poseía bienes la familia de Casta y donde Bécquer tuvo una casita para su descanso y recreo. Allí comienza a escribir más, para alimentar a su pequeña familia, y fruto de este intenso trabajo, nacieron varias de sus obras.

Pero en 1863 padece una grave recaída en su enfermedad. Para recuperarse, Bécquer se traslada con su hermano a vivir al Monasterio de Veruela (Zaragoza), situado en las faldas del Moncayo y cuyo aire puro era conocido como tratamiento para la tuberculosis. Este antiguo monasterio cisterciense exclaustrado poseía un gran encanto romántico y fue un lugar de inspiración para ambos hermanos. Gustavo Adolfo escribió allí las cartas agrupadas después en “Desde mi celda“, un conjunto de hermosas descripciones paisajísticas. Y también varias de sus leyendas están ambientadas en el Moncayo. A pesar de la breve estancia (no llegó a un año), esta etapa constituye una parte fundamental de la producción artística de los hermanos Bécquer.

Tras su recuperación, ambos se marchan a Sevilla con su familia. De esa época es el retrato hecho por su hermano que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Bécquer admira e idolatra a su hermano, casi siempre trabaja con él, pero la relación de su hermano con Casta no es buena, debido a que ella no soportaba su carácter y su constante presencia en casa.

González Bravo, amigo y mecenas de Gustavo, le nombra censor de novelas en 1864 y el escritor vuelve a Madrid, año en el que obtiene el empleo de censor oficial de novelas. Económicamente las cosas mejoran para el poeta a partir de 1866 lo cual le permite dejar sus crónicas periodísticas y concentrarse en sus Leyendas y sus Rimas, publicadas en parte en el semanario El museo universal donde desempeña este trabajo hasta 1867 con veinticuatro mil reales de sueldo. En este último año nace su segundo hijo, Jorge Bécquer.

Pero con la revolución de 1868, el poeta pierde su trabajo, y su esposa lo abandona ese mismo año por otro, estaba harta de la vida bohemia del escritor.

Sin embargo, los esposos aún se escriben. Su libro de poemas desaparece en los disturbios revolucionarios y para huir de ellos marcha a Toledo junto a su hermano Valeriano, donde permanece un breve tiempo.

Y es allí, donde acaba de reconstruir el manuscrito de las Rimas, cuyo primer original había desaparecido cuando su casa fue saqueada durante la revolución septembrina.

En diciembre, nace en Noviercas su tercer hijo, Emilio Eusebio, dando pábulo a su tragedia conyugal, pues se dice que este último hijo es del amante de Casta.

En 1970 salen para Madrid, su hermano y él, para dirigir La Ilustración de Madrid, que acababa de fundar Eduardo Gasset con la intención de que lo dirigiera Gustavo Adolfo y trabajara en él Valeriano como dibujante. En septiembre, la muerte de su inseparable hermano y colaborador le sume en una honda tristeza. En noviembre es nombrado director de una nueva publicación, El Entreacto, en la que apenas llega a publicar la primera parte de un inconcluso relato.13

Posiblemente a causa de un enfriamiento invernal en la primera quincena de diciembre, su ya precario estado de salud se agrava, y muere el 22 de dicho mes, coincidiendo con un eclipse total de sol. Su muerte no queda muy clara, dando lugar a varias posibilidades como: la tuberculosis, la sífilis o a problemas en el hígado. En los días de su agonía, pidió a su amigo el poeta Augusto Ferrán que quemase sus cartas («serían mi deshonra») y que publicasen su obra («Si es posible, publicad mis versos. Tengo el presentimiento de que muerto seré más y mejor conocido que vivo»); pidió también que cuidaran de sus hijos. Sus últimas palabras fueron «Todo mortal»

Bécquer como dibujante.

Uno de sus dibujos de la serie Les morts pour rire: Bizarreries.

Desde niño estuvo rodeado de lienzos y dibujos de su padre, lo que hizo que también se interesara por la pintura. Dijo que la pintura es un medio de expresión hacia lo inefable, superando a la escritura.

Entre sus amistades siempre se le apreció su madera de dibujante y colaboró varias veces con su hermano Valeriano. Destaca su gran técnica y refleja su mundo interior. La vida y la muerte están entrelazados en la mayoría de sus dibujos de su serie Les morts pour rire: Bizarreries. Las escenas dibujadas provocan la risa, el reírse de la muerte.

También realizó dibujos en donde representa sus mundos imaginarios reflejados en sus Rimas y Leyendas.

Julia Espín también abarca gran parte de la obra pictórica de Bécquer, reflejándola en distintas situaciones.

Bécquer y la música.

Bécquer siempre fue un gran aficionado al teatro musical. Trabajó en cinco zarzuelas en colaboración con su amigo Luis García de Luna, de las cuales solo queda una, La venta encantada.1819 Compositores del siglo XIX como Gabriel Rodríguez Benedicto y Tomás Bretón pusieron música a algunas de sus Rimas. También, ya en el siglo XX, el compositor Manuel de Falla compuso Dos rimas de Bécquer (1900) para soprano y piano.20 Y son solo unos cuantos, entre los que cabe citar también a Joaquín Turina, Enrique Granados, Isaac Albéniz, Jesús Guridi, Federico Mompou, Antón García Abril…21

Obras.

• Rimas, obra que recogieron sus amigos, tras el incendio de la casa donde estas obras poéticas se guardaban, como una especie de historia de amor en la que se ve cómo el poeta va pasando por el proceso creador, el amor esperanzado, el desengaño y el dolor o la muerte.
• Historia de los templos de España, Madrid, 1857, publicada solo el tomo I.
• Cartas literarias a una mujer, 1860-1861, publicadas en El Contemporáneo.
• Cartas desde mi celda, Madrid, 1864, son nueve, publicadas en El Contemporáneo, y reunidas posteriormente en la edición de Fortanet con el título Desde mi celda 22.
• Libro de los gorriones, 1868, manuscrito.
• Obras completas, Madrid, Fortanet, 1871, dos volúmenes.

Leyendas.

Artículo principal: Leyendas de Bécquer
• El caudillo de las manos rojas, 1859.
• La vuelta del combate, 1858.
• La cruz del diablo, 1860.
• La ajorca de oro, 1861.
• El monte de las ánimas, 1861.
• Los ojos verdes, 1861.
• Maese Pérez, el organista, 1861.
• Creed en Dios, 1862.
• El rayo de luna, 1862.
• El Miserere, 1862.
• Tres fechas, 1862.
• El Cristo de la calavera, 1862.
• El gnomo, 1863.
• La cueva de la mora, 1863.
• La promesa, 1863.
• La corza blanca, 1863.
• El beso, 1863.
• La Rosa de Pasión, 1864.
• La creación, 1861.
• ¡Es raro!, 1861.
• El aderezo de las esmeraldas, 1862.
• La venta de los gatos, 1862.
• Apólogo, 1863.
• Un boceto del natural, 1864.
• Un lance pesado, 1864.
• Memorias de un pavo, 1865.
• Las hojas secas, 1865.
• Historia de una mariposa y una araña.
• La mujer de piedra, inacabada.
• Amores prohibidos.
• El rey Alberto.

Teatro.

• La novia y el pantalón.
• La venta encantada.
• Las distracciones.
• La cruz del valle.
• Tal para cual.

Artículos.

• El maestro Herold
• La soledad
• El Carnaval
• La Nena
• Las perlas
• La mujer a la moda
• La pereza
• La ridiculez
• Caso de ablativo
• El grillito cantor

Otras obras.

• El talismán, zarzuela con música de Joaquín Espín y Guillén y libreto de Bécquer, basado en Nuestra Señora de París, de Victor Hugo. La obra no llegó a estrenarse, creyéndose perdida hasta su descubrimiento en 2014.23.
• Los Borbones en pelota, álbum firmado con el seudónimo SEM, del que Gustavo Adolfo sería responsable junto con su hermano Valeriano Domínguez Bécquer, aunque algunos investigadores rechazan la autoría de los hermanos por la de Francisco Ortego.24.

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